Cómo transmitir hábitos saludables a nuestros hijos

Cómo transmitir hábitos saludables a nuestros hijos

El gran desafío de todo padre es educar bien a sus hijos. Pero el concepto educar es muy amplio y puede resultar abrumador para muchos progenitores. Por eso, es importante ir proponiéndose metas para esa tarea que a veces parece agotadora. Una de esas metas es la de transmitir hábitos saludables y poner especial hincapié en lo alimentario.

Una primera duda que puede aparecer es qué es exactamente un hábito saludable. Se trata de un mecanismo estable que crea destrezas o habilidades, es flexible y puede ser utilizado en varias situaciones de la vida diaria.

Como primera medida, los padres tienen que ponerse de acuerdo sobre cuáles son los hábitos que quieren que su hijos e hijas incorporen. Estos dependerán de las costumbres y la manera de ver el mundo, de lo que consideramos que es bueno para ellos, pero también en función de lo que nos recomiende el pediatra y los especialistas que acompañen la crianza de los chicos. También habrá que atender a la edad de los niños, porque, por ejemplo, no se puede pretender que cuando tienen un año colaboren con las tareas de la casa.

Una vez se establece los buenos hábitos , se debe establecer a los hijos y explicarles la importancia y las ventajas de ponerlos en práctica. Y también se debe tener paciencia, porque eso llevará tiempo: incorporar hábitos no ocurre de un día para el otro. No es solo explicar a los chicos por qué es importante incorporar esos hábitos, también tienen que entenderlo (y respetarlo) las personas que los cuidan.

Formar hábitos en los hijos se basa en la construcción de rutinas. Y esas rutinas deben establecerse a partir de pasos o secuencias. Cenar o ir a dormir deberían estar estructurados a partir de una serie de hechos que deberían, dentro de lo posible, realizarse siempre a la misma hora. Cocinar (o calentar la comida), poner la mesa, sentarse y esperar a todos los comensales debería ser (con más o menos pasos) la secuencia para cenar. De la misma manera, irse a dormir podría consistir en ponerse el piyama, lavarse los dientes, , acostarse y escuchar un cuento (o ponerse a leer si ya son más grandes). 

Pero esto puede aplicarse a muchos otros órdenes de la vida. Conocer las secuencias de todos los hábitos que hay que poner en práctica a lo largo de un día nos ayudan a ordenar la vida cotidiana y, luego de un tiempo, se automatizarán y ya no será necesario repetirles a los chicos que antes de ponerse las zapatillas deben ponerse las medias.

Es importante ser consciente de que nuestros hábitos consolidan pautas de conducta y aprendizajes que se mantienen en el tiempo y repercuten (favorable o desfavorablemente) en nuestro estado de salud, nutrición y bienestar general.

Y como siempre se dice: el ejemplo de los padres es fundamental para que los chicos incorporen los hábitos. De nada sirve que se le diga a los hijos que coman sano si uno tiene mala conducta y come grasas y además nos salteamos comidas. Los chicos funcionan por imitación y querrán comer lo mismo que uno. Si queremos que ellos tengan hábitos alimentarios saludables, primero deberíamos incorporarlos nosotros.

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